El mes de mayo que estamos terminando nos recuerda siempre la importancia de María en nuestro camino hacia Jesucristo.
No puede haber una auténtica consagración al Corazón de Jesús si no vamos a través de María. El Corazón de Cristo se formó en el seno de María gracias a su sí.
María fue la que lo recibió en este mundo y quien nos lo entregó, para que pudiésemos acogerlo plenamente. Así, es de ella de quien aprendemos a recibirle, a tratarle y a amarle como se merece. Por tanto, hagámoslo de su mano maternal.
Santísima Virgen María, acompáñanos. Enséñanos a recibir a Jesús en nuestra vida, para amarle como tú, y estar siempre unidos a su Corazón Sagrado en tu Inmaculado Corazón.
Bendita sea tu pureza, y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea, en tan graciosa belleza.
A ti, celestial Princesa, Virgen sagrada María, yo te ofrezco en este día, alma, vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes Madre Mía, hasta morir en tu amor. Amén.
Artículo enviado por: Jesús Manuel Cedeira Costales
Fuente: Diócesis de Getafe - Corazonada
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