miércoles, 31 de enero de 2018

SIETE RAZONES PARA REZAR LA LITURGIA DE LAS HORAS


La Liturgia de las Horas es la serie de salmos, cánticos, lecturas de la Escritura, antífonas y otras oraciones que forman la liturgia diaria a través de Laudes, Tercia, Sexta, Nona, Vísperas y Completas.

Quiero compartir  las siete razones que aporta el rezar diariamente la Liturgia de las Horas, conocido también como Oficio Divino.

  1. Nos proporciona un lenguaje para la Oración: Si a veces es difícil encontrar las palabras, los textos de la Liturgia de las Horas forman la Biblia en oración, y sin duda son un gran hilo conductor para el diálogo cotidiano con Dios.
  2. Nos enseña quién es Dios, quién es la Iglesia y quiénes somos nosotros.
  3. Forma nuestra identidad como miembros del Cuerpo de Cristo. La liturgia hace mucho más que decirnos quién es Dios y quiénes somos nosotros. También nos guía para que seamos lo que Dios quiere que seamos.
  4. El Oficio Divino nos ayuda a rezar a un nivel más profundo que nuestros sentimientos o experiencia. La liturgia es un compromiso diario, no un compromiso para “cuando me apetece”. 
  5. El Oficio Divino nos enseña a ser humildes, obedientes, fieles y pacientes. 
  6. El Oficio Divino nos ayuda a crecer en intimidad con Dios. He comparado la liturgia con el matrimonio y es una analogía apropiada, porque como el matrimonio, el Oficio Diario tiene que ver con el amor.                                                                                                                        
  7. El Oficio Divino nos recuerda que cada día podemos alcanzar la eternidad: es una invitación a ver a Dios, la vida y la humanidad desde el punto de vista del cielo, no de la tierra.

Artículo enviado por: Jesús Manuel Cedeira Costales.

Fuente: InfoVaticana

martes, 30 de enero de 2018

El Papa a los cofrades: “Ayuden a llevar la cruz de la pobreza, el descarte y la indiferencia”


“Sean cirineos compasivos que ayuden a llevar la cruz a todos aquellos hermanos nuestros que cargan con el peso injusto de la pobreza, el descarte y la indiferencia”. Con este mensaje del Papa concluyó ayer domingo 12 de noviembre el III Congreso Internacional de Cofradías y Hermandades que ha acogido Murcia durante el pasado fin de semana.


Francisco se dirigió a los participantes de este encuentro que acogió la ciudad durante cinco días a través de una carta remitida por la Secretaría de Estado del Vaticano que se leyó durante la eucaristía de clausura. En ella, Jorge Mario Bergoglio invita además a hermanos y cofrades a caminar con toda la Iglesia con la mirada fija en Jesús Nazareno.

En esta misma línea, se manifestó el prefecto del Dicasterio para los Laicos, Kevin Farrell, que viajó a Murcia para alentar a los congresistas en su tarea pastoral. No solo participó con una ponencia en la que subrayó la importancia de acercar a los jóvenes la tradiciones populares y la religiosidad popular, sino que presidió la eucaristía de clausura celebrada en la catedral murciana.

Participación activa

“No hay que pensar que ser parte de una hermandad o de una cofradía es una cuestión de tradición o meramente cultural”, subrayó el cardenal irlandés, que destacó cómo “las hermandades y cofradías tienen sentido auténtico y ayudarán a regenerar al pueblo sólo si transmiten la fe y la educan, si alientan la vida cristiana de sus miembros fomentando la oración, los sacramentos y la participación activa en la comunidad eclesial”.

En esta misma línea, comentó a los asistentes que “custodiar las tradiciones es algo bueno pero es poco y puede ser ambiguo si falta la unidad de vida, la unidad que es lo que celebramos, lo que creemos y lo que hacemos”.

Lo cierto es que Murcia se ha volcado con este congreso organizado por la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM) y el Cabildo Superior de Cofradías de la ciudad de Murcia. Prueba de ello es la procesión extraordinaria que se celebró el sábado por la tarde en la que participaron dieciséis tronos llegados de toda la región. Un acontecimiento histórico que hicieron posible más de 3.000 personas solo dentro del cortejo.


JOSÉ BELTRÁN (Actualizado 13/11/2017)


sábado, 27 de enero de 2018

Las razones para no dejar de rezar el Rosario a diario



¿Por qué rezar el Rosario todos los días?, ¿qué beneficios trae para el fiel en su vida diaria? Sor Lucía Dos Santos, una de los tres videntes de Fátima, dio varias razones que responden a estas preguntas en un libro publicado en 2002.




Se trata del libro “Llamadas del Mensaje de Fátima”, escrito por la Sierva de Dios fallecida en 2005. En este recuerda que la Madre de Dios hizo esta invitación desde su primera aparición en Fátima (Portugal) el 13 de mayo de 1917.




“Reza el Rosario todos los días, para obtener la paz para el mundo y el final de la guerra”, alentó la Virgen en su mensaje inicial.



Aquí las razones de Sor Lucía que comparte el National Catholic Register.





1. Se adapta a las posibilidades de cada uno



Sor Lucía dice que Dios es un Padre que “se adapta a las necesidades y posibilidades de sus hijos”, porque “si Dios, por medio de Nuestra Señora, nos hubiera pedido que fuéramos a la Misa y recibiéramos la Sagrada Comunión todos los días, sin duda habría habido muchísimas personas que hubieran dicho con toda razón que eso no era posible”.



Sin embargo, sostiene la Sierva de Dios, “rezar el Rosario es algo que todos pueden hacer, ricos y pobres, sabios e ignorantes, grandes y pequeños”, en cualquier lugar, en común o en privado y en diferentes momentos.






2. Nos pone en contacto familiar con Dios



Sor Lucía indica que esta oración sirve “para ponernos en contacto con Dios, agradecerle por sus beneficios y pedir las gracias que necesitamos”.



“Es la oración que nos pone en contacto familiar con Dios, como el hijo que acude a su padre para agradecerle por los regalos que ha recibido, para hablar con él sobre preocupaciones especiales, para recibir su guía, su ayuda, su apoyo y su bendición”, añadió.





3. Es la oración más agradable que podemos recitar después de la Misa



Sor Lucía afirma que después de la Santa Misa, rezar el Rosario –teniendo en cuenta su origen, las oraciones que contiene y los misterios que se meditan–, “es la oración más agradable que podemos ofrecer a Dios y la más ventajosa para nuestras propias almas”.



“Si ese no fuera el caso, Nuestra Señora no lo habría pedido con tanta insistencia”, sostuvo.





4. Las cuentas del Rosario ayudan a cumplir nuestros ofrecimientos diarios



Sor Lucía responde cualquier inquietud sobre el número de oraciones en el Rosario, aclarando que “necesitamos contar, para tener una idea clara y vívida de lo que estamos haciendo, y para saber positivamente si hemos completado o no lo que habíamos planeado ofrecer a Dios cada día, para preservar y mejorar nuestra relación de intimidad con Dios y, por este medio, preservar y mejorar en nosotros mismos nuestra fe, esperanza y caridad”.





5. Ayuda a recibir mejor la Eucaristía

En su libro, la vidente de Fátima asegura que se puede considerar el rezo del Rosario como “una forma de prepararse para participar mejor en la Eucaristía, o como acción de gracias” después de haber recibido el Cuerpo de Cristo.



Ella agrega que, si bien se pueden usar muchas oraciones excelentes para prepararse para recibir a Jesús en la Eucaristía y preservar nuestra relación íntima con Dios, no cree que haya “una más apropiada para la gente en general que la oración de los cinco o quince misterios del Rosario”.





6. Preserva las virtudes teologales



“Dios y Nuestra Señora saben mejor que nadie lo que es más apropiado para nosotros y lo que más necesitamos. Además, el Rosario será un medio poderoso para ayudarnos a preservar nuestra fe, nuestra esperanza y nuestra caridad”, sostiene Sor Lucía.





7. Evita caer en el materialismo



La hermana Lucía va directamente al grano y asegura que “aquellos que dejan de decir el Rosario y no van a la Misa diaria, no tienen nada que los sustente, y terminan por perderse en el materialismo de la vida terrenal”.





Artículo enviado por: Jesús Manuel Cedeira Costales

 Fuente: http: https://www.aciprensa.com

viernes, 19 de enero de 2018

LA ORACIÓN DEL AVE MARÍA



Curiosamente, esta oración, tal como la recitamos en la actualidad, no se fija como fórmula para la Iglesia hasta los tiempos de san Pío V, con ocasión de la reforma litúrgica consecuente al Concilio de Trento. Es decir, en 1568.


La oración del Avemaría está compuesta de dos bloques, que se alternan en el recitado –por ejemplo– del Rosario. El texto del primer bloque está sacado del Evangelio de San Lucas; el segundo es texto no bíblico.



El primer bloque está compuesto de tres partes. La primera está tomada del saludo del ángel a María: «Dios te salve (María), llena (eres) de gracia, el Señor (es) contigo» (Lucas 1, 26).

La segunda parte viene de la alabanza que dirigió a María su prima Santa Isabel: «Bendita tú (eres) entre (todas) las mujeres, y bendito (es) el fruto de tu vientre» (Lucas 1, 42).

Esta formulación es debida a Severo de Antioquía, en el siglo VI.



Ya metidos en la Edad Media, hacia el 1200, diversos Sínodos de Alemania, Francia y España tomaron esta oración, Y fue Urbano IV, Papa de 1261 a 1264 –el mismo que instituyó la fiesta del Corpus Christi– quien añadió al final de la fórmula el nombre de Jesús. Puesta en verso por Dante, la oración del Avemaría ha sido comentada por santos tan devotos de la Virgen como San Bernardo y Santo Tomás de Aquino; cantada desde entonces por los más prestigiosos músicos y rezada por todos como la más bella oración dirigida a la Virgen María.



La segunda parte del Avemaría –«Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén»– aparece ya en la época tardía de la Edad Media y su texto es extrabíblico. En el año 1350 se encuentra en un breviario la frase «Ahora y en la hora de la muerte». En 1525 se inserta en ciertos catecismos. Y la fórmula final, como la conocemos actualmente, queda fijada tras el Concilio de Trento.



Bueno será que recemos con asiduidad esta bellísima oración dedicada a la Santa Virgen María.

Artículo enviado por: Jesús Manuel Cedeira Costales
Imagen:Nuestra Señora de Fátima


sábado, 13 de enero de 2018

Capillas Domiciliarias



El origen de este tipo de capillas.





A modo de introducción, tener una panorámica general del origen de las capillas domiciliarias y del contexto en que se desarrollan, teniendo en cuenta la raigambre popular de esta costumbre vigente todavía en muchos lugares del Centro de Europa, de Hispanoamérica y de España.

La referencia más arcaica que encontramos en la documentación que hemos consultado, aunque no hemos podido corroborar por tratarse de una revista que no cita la fuente de donde ha sacado los datos que expone, nos habla de que su origen se remonta al siglo XV, o incluso anterior:

“Las primeras capillitas u hornacinas –urnas de madera que contienen la imagen de un Santo o una Virgen protegida por un cristal– surgen de la devoción a la Virgen y a los Santos por parte de la comunidad franciscana y de las órdenes de caballerías medievales. En el capítulo ‘visitas domiciliarias de los frailes franciscanos’, se relata como las hornacinas de la Virgen del Carmen, San Antonio de Padua y San Francisco de Asís, circulaban por los hogares según un orden preestablecido, para unir en la oración y en la piedad a las familias devotas. Junto a ellas, a veces figuraban un libro de oraciones y una hucha para depositar limosnas”.

De ser cierta esta teoría es muy probable que la orden franciscana en la etapa de adoctrinamiento del recién descubierto continente americano fuera la encargada de difundir esta forma de culto para evangelizar a los indígenas. Tiene lógica esta teoría ya que la orden franciscana fue una de las encargadas en la tarea de convertir a los indígenas en creyentes y precisamente las imágenes que ocupan nuestro estudio eran más fáciles de transportar a lejanas distancias. Hemos encontrado documentación de que en la actualidad esta tradición aún perdura tanto en algunos lugares de Norteamérica como de Sudamérica.

Lo que sí hemos podido contrastar con fuentes más fiables es que la Contrarreforma es un momento de cultivo desde el que se fomenta este tipo de devociones y de otras similares. El profesor barcelonés Josep M. Garrut i Roma defiende que la influencia de la devoción a estas capillas vecinales y a las advocaciones que representan fue fomentada desde las iglesias a las casas, como reacción al protestantismo. Que, a pesar de ello, debido a su aspecto popular, la propagación de esta tradición fue instantáneamente mantenida y consolidada por los devotos laicos, siendo las mujeres las que de manera preponderante cuidaron y alimentaron esta costumbre.

Prueba del fomento de estas devociones por parte de la Iglesia es que en la actualidad aún ciertas congregaciones, como la de los Salesianos, cultivan este tipo de devociones entre las familias cercanas a su círculo, aunque en la gran mayoría de los pueblos en los que aún se mantienen en circulación, las órdenes religiosas se han despreocupado de intensificar este culto, perviviendo estas prácticas gracias a la labor de las celadoras y coros.


Tradición social en torno a la capilla.


Las capillas domiciliarias, que como ya hemos explicado son unas pequeñas cajas de madera y cristal en cuyo interior se albergaba la figura de algún santo o virgen que era venerado y cuidado por las mujeres, cómo aquellas nos han servido para descubrir y conocer el papel de la mujer en ese siglo pasado y en la pervivencia de esta tradición.

Esta era una costumbre meramente femenina que se transmitía de unas generaciones a otras. Así encontramos a las órdenes religiosas laicas de mujeres que propagaban este culto.

Papel organizativo de la mujer en la tradición:

- Celadoras: son las responsables de la capilla, primero se encargan de buscar a la gente y luego de revisar y renovar la lista, si hace falta, aparte de recoger el dinero y de llevarlo a la parroquia, que es la encargada de invertirlo en un fin determinado. Hecho esto la pone de nuevo en funcionamiento, antes la limpia y prepara. En caso de que ésta no llegue, la busca por las casas hasta dar con ella para ponerla en funcionamiento nuevamente. Es también la encargada de elaborar el listado y tiene que estar al tanto de la gente fallecida o que cambia de residencia.

- Coro: son las mujeres que se encontraban en la lista de la capilla que iba pasando de casa en casa de las mujeres del listado. Tiene una composición de treinta personas, y se pasan la capilla al anochecer, no reteniéndola más de veinticuatro horas.

- Titular: Es la dueña de la capilla, comprada por algún familiar suyo o por ella misma. Esta puede retirarla de circulación en el momento que lo desee, que generalmente ocurre en caso de fallecimiento de la misma o por el mal estado de conservación de la capilla.


  Rituales.

Cada capillita lleva o llevaba en una de sus puertas una oración dedicada a la advocación de la imagen, y en la otra un listado de las familias que la reciben o recibían junto con el barrio al que estan adscritas. Para cada capilla hay treinta hogares que se comprometen por turno a acoger la imagen. Cada persona o familia tiene la capilla un día en su domicilio y se encarga de pasarla al anochecer al vecino siguiente de la lista. “En cada hogar la imagen es recibida, custodiada, y despedida con cariño y gratitud”.


En cuanto a las oraciones específicas, en la actualidad muchas de estas hornacinas portátiles circulan sin ellas, por haberse perdido. En estos casos se le reza la oración que cada cual elige. Pero hemos encontrado otras con la oración específica dedicada de una manera especial a la advocación a la que va dirigida. Sabemos que en un principio en lugar de estas oraciones ir adosadas en la parte interior de una de las puertas que forma el tríptico, cada capilla iba acompañada por un librito de oraciones.

Dentro de la función ritual que podríamos destacar en este tipo de oraciones, destacando que en la actualidad se sigue manteniendo, es la de pedir “favores” a estas imágenes por cada persona que las acoge. A cada imagen se le hacen plegarias relacionadas con la advocación.


“Entronizar la capilla de la Virgen en el lugar de la casa donde pueda ser mejor atendida, se le enciende, si es posible, una luz, como símbolo de la fe y devoción de la familia”.

Cuando te traen la capilla, se coloca en la mejor parte de la casa, una buena mesa, o basar, adornado con una bella tela bordada de hilo o puntilla, y se abre. Suele rezarse todas las noches en familia alguna oración, o incluso, algún que otro rosario.


Otro ritual que merece la pena reseñar es el poner un velón para iluminar, y como señal de oración y respeto, velón (primitivamente una lamparilla o mariposa, se encendía una lamparilla de aceite, en la que se ponía una especie de círculo de corcha y cartón, con una pequeña "torcía", se encendía esta o varias a la vez) como símbolo de la luz que aporta al hogar la presencia de esta imagen haciendo de faro que ilumina y guía sus vidas, costumbre que pervive aún entre las devoto/as que reciben la imagen. También nos hablan de este simbolismo, así como del lugar preferente que debe ocupar la imagen en los hogares de acogida, y se mantiene encendido mientras la "visita" de la capilla domiciliaria, está en la casa.


Otro ritual que aún perdura en algunas familias es la de ponerle a la Virgen acogida en su casa flores en el mes de María.


Fines que persigue esta tradición.

Los distintos propósitos de estas capillas como son: la difusión de la fe cristiana, la popularización de ciertas imágenes, también el fomento de un entorno familiar cristiano y, finalmente, el recaudatorio.


El fin primordial de estas capillitas es la difusión popular de la devoción y creencias cristianas, fomentando con la creación de éstas, el fervor y la fe.

Las capillas domiciliarias también fueron un método de catequesis que se adecuaba sobre todo a la gente sencilla.

  “cumplieron desde sus orígenes una misión claramente apostólica, es decir, una misión evangelizadora entre el pueblo llano, especialmente entre las personas de escaso nivel cultural, que apenas sabían leer y escribir y que necesitaban de esta catequesis plástica que representaban los grabados primero y las imágenes después para comprender el misterio de la religión. Es, por tanto, una forma de cristianización muy curiosa. De aquí que las órdenes religiosas, cofradías o las parroquias se valieran de ellas para la difusión entre las gentes de sus diversos carismas o para potenciar el culto y la devoción popular hacia una determinada imagen o advocación. Así el caso de las capillas domiciliarias de la Trinidad o de la Inmaculada son un claro exponente de lo que hemos expuesto. La gente sencilla comprendería mucho mejor estos misterios de la fe a través de las imágenes...”.

De hecho, existe una promoción por parte de órdenes religiosas, cofradías y parroquias.

La finalidad esencial de estos objetos sería fomentar la veneración a la Virgen y a los Santos, en especial las recién nacidas advocaciones de cada época en la que se originan.

“Otro modo de honrarles y favorecer su devoción, y sobre todo en localidades en las que nacieron o sufrieron el martirio, o en las que realizaron proezas importantes, es la de las capillas domiciliarias que van recorriendo los hogares, pudiéndose facilitar a la vez a cada familia alguna revista religiosa, pagada con los fondos que suelen obtenerse en las huchas de referidas capillas, consiguiéndose así, al mismo tiempo, hacer beneficioso apostolado “.


Otra de las funciones que cumplen estas capillas es la unión de la familia en torno a ellas y de las creencias cristianas.

“1. Orientar las familias hacia Dios y formar en cada hogar un pequeño santuario.

 2. Promover la oración ‘en familia’ para que se cumpla la célebre frase: ‘Familia que reza unida, permanece unida’.

3. Renovar la vida cristiana de quienes la reciben en su casa”.

Finalmente podemos señalar el recaudatorio.

También es costumbre hacer con las limosnas de la hucha que lleva incorporada, que se destine a obras de caridad”.

Capilla domiciliaria de María Santísima de la Esperanza de la Hermandad de los Estudiantes de Oviedo.


La Hermandad y Cofradía de Los Estudiantes peregrino el jueves 14 de septiembre de 2017, a las 18:30 horas, a la Catedral de San Salvador de Oviedo, para conseguir las gracias del Jubileo de la Santa Cruz, por concesión especial del Vaticano.

Este Jubileo tuvo lugar entre los días 14 y 21 de septiembre, y sabido es que se debieron cumplir una serie de condiciones para alcanzar la indulgencia, además de la visita a la Catedral, como son el rezo de un Padrenuestro y un Credo, la Confesión, la Comunión y la oración por el Sumo Pontífice.

Además, ese mismo día tuvo lugar un acontecimiento muy importante para la Hermandad y Cofradía de Los Estudiantes, la Solemne Bendición, por parte del Deán de la Catedral de San Salvador, D. Benito Gallego, de la Capilla Domiciliaria de la Esperanza de Oviedo.


La Junta de Gobierno de la Hermandad y previa solicitud escrita posibilita entre sus Hermanos la estancia en su domicilio particular de la Capilla domiciliaria de María Santísima de la Esperanza, perteneciente a la Hermandad de los Estudiantes de Oviedo, aceptando incondicionalmente los siguientes términos:  

1.- Compromiso de entrega y devolución en el plazo de 4 días hábiles en el lugar en que el Diputado de la Junta de Gobierno designado responsable le indique en el momento de su recogida. 

2.- Durante el tiempo que esté en su poder, absoluta responsabilidad sobre la capilla y la imagen, su cuidado, mantenimiento y uso. 

3.- El solicitante se hará cargo del coste de la reparación de cualquier desperfecto que se pudiera causar eventualmente a la Capilla Domiciliaria durante el período en que ésta se halle bajo su responsabilidad. 

4.- Queda terminantemente prohibido ceder la Capilla a cualquier otra persona, hermano de la Cofradía o ajeno a la misma durante el período asignado al solicitante responsable, así como su exposición en lugares públicos si no ha sido aprobado expresamente por escrito por la Junta de Gobierno. 

5.- En el caso de que el solicitante necesitara tener en su domicilio más tiempo la Capilla por causa de fuerza mayor (enfermedad o similar) el tiempo extra asignado ha de ser aprobado expresamente por escrito por la Junta de Gobierno. 

5.- El solicitante se compromete a avisar al siguiente hermano al que corresponda el turno de tener la Capilla cuando ésta vuelva a estar disponible para su recogida, según el número de orden establecido por la Junta de Gobierno. 

5.- Cualquier infracción de estas normas será sancionada de acuerdo con el reglamento interno de la Hermandad sobre el uso y mantenimiento de patrimonio, aplicando según informe del Hermano Fiscal de la Junta de Gobierno las medidas sancionadoras estimadas.






Bajo la protección de María, ¡Dios lo quiere!



Artículo enviado por: Jesús Manuel Cedeira Costales

Fuentes:




viernes, 12 de enero de 2018

La importancia de la Misa del Domingo



Sobre la Misa, hoy nos preguntamos: ¿Por qué ir a Misa el domingo?.

La celebración dominical de la Eucaristía está al centro de la vida de la Iglesia (Cfr. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2177). Nosotros los cristianos vamos a Misa el domingo para encontrar al Señor resucitado, o mejor dicho para dejarnos encontrar por Él, escuchar su palabra, nutrirnos en su mesa, y así hacernos Iglesia, es decir, su Cuerpo místico viviente en el mundo.


Lo han comprendido, desde el primer momento, los discípulos de Jesús, los cuales han celebrado el encuentro eucarístico con el Señor en el día de la semana que los judíos llamaban “el primero de la semana” y los romanos “día del sol”, porque ese día Jesús había resucitado de los muertos y se había aparecido a los discípulos, hablando con ellos, comiendo con ellos, donándoles a ellos el Espíritu Santo (Cfr. Mt 28,1; Mc 16,9.14; Lc 24,1.13; Jn 20,1.19), como hemos escuchado en la Lectura bíblica. Incluso la gran efusión del Espíritu en Pentecostés sucede el domingo, el quincuagésimo día después de la resurrección de Jesús.

Por estas razones, el domingo es un día santo para nosotros, santificado por la celebración eucarística, presencia viva del Señor entre nosotros y para nosotros. ¡Es la Misa, pues, lo que hace al domingo cristiano! El domingo cristiano gira alrededor de la Misa. ¿Qué domingo es, para un cristiano, aquel en el cual falta el encuentro con el Señor?

Existen comunidades cristianas que, lamentablemente, no pueden gozar de la Misa cada domingo; sin embargo ellas, en este santo día, están llamadas a recogerse en oración en el nombre del Señor, escuchando la Palabra de Dios y teniendo vivo el deseo de la Eucaristía.

Algunas sociedades secularizadas han perdido el sentido cristiano del domingo iluminado por la Eucaristía. Es un pecado, esto. En este contexto es necesario reavivar esta conciencia, para recuperar el significado de la fiesta – no perder el sentido de la fiesta –, el significado de la alegría, de la comunidad parroquial, de la solidaridad, del descanso que repone el alma y el cuerpo (Cfr. Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 2177-2188).

De todos estos valores nos es maestra la Eucaristía, domingo tras domingo. Por esto el Concilio Vaticano II ha querido reafirmar que «el domingo es la fiesta primordial, que debe presentarse e inculcarse a la piedad de los fieles, de modo que sea también día de alegría y de liberación del trabajo» (Const. Sacrosanctum Concilium, 106).

La abstención dominical del trabajo no existía en los primeros siglos: es un aporte específico del cristianismo. Por tradición bíblica los judíos descansan el sábado, mientras en la sociedad romana no estaba previsto un día semanal de abstención de los trabajos serviles. Fue el sentido cristiano del vivir como hijos y no como esclavos, animado por la Eucaristía, a hacer del domingo – casi universalmente – el día de descanso.

Sin Cristo somos condenados a ser dominados por el cansancio del cotidiano, con sus preocupaciones, y del temor del mañana. El encuentro dominical con el Señor nos da la fuerza de vivir el hoy con confianza y valentía e ir adelante con esperanza. Por esto los cristianos vamos a encontrar al Señor el domingo, en la celebración eucarística.

La Comunión eucarística con Jesús, Resucitado y Vivo en eterno, anticipa el domingo sin ocaso, cuando no existirá más fatiga ni dolor ni luto ni lágrimas, sino sólo la alegría de vivir plenamente y por siempre con el Señor. También de este beato descanso nos habla la Misa del domingo, enseñándonos, en el fluir de la semana, a encomendarnos en las manos del Padre que está en los cielos.

¿Qué cosa podemos responder a quien dice que no sirve ir a Misa, ni siquiera el domingo, porque lo importante es vivir bien, amar al prójimo? Es verdad que la calidad de la vida cristiana se mide por la capacidad de amar, como ha dicho Jesús: «En esto todos reconocerán que ustedes son mis discípulos: en el amor que se tengan los unos a los otros» (Jn 13,35); pero, ¿Cómo podemos practicar el Evangelio sin tomar la energía necesaria para hacerlo, un domingo detrás del otro, de la fuente inagotable de la Eucaristía?



No vamos a Misa para dar algo a Dios, sino para recibir de Él lo que de verdad tenemos necesidad. Lo recuerda la oración de la Iglesia, que así se dirige a Dios: «Pues aunque no necesitas nuestra alabanza, ni nuestras bendiciones te enriquecen, tú inspiras y haces tuya nuestra acción de gracias, para que nos sirva de salvación» (Misal Romano, Prefacio Común IV).

En conclusión, ¿Por qué ir a Misa el domingo? No es suficiente responder que es un precepto de la Iglesia; esto ayuda a cuidar el valor, pero esto sólo no es suficiente. Nosotros los cristianos tenemos necesidad de participar en la Misa dominical porque sólo con la gracia de Jesús, con su presencia viva en nosotros y entre nosotros, podemos poner en práctica su mandamiento, y así ser sus testigos creíbles.




Artículo enviado por: Jesús Manuel Cedeira Costales

Fuente:Catequesis del Papa Francisco sobre la importancia de la Misa del domingo. VATICANO, 13 Dic. 17.

sábado, 6 de enero de 2018

El anuncio de las fiestas móviles



En los antiguos libros litúrgicos romanos se prescribía que en la misa del día de la Epifanía, después de cantado el evangelio, el archidiácono, vestido de pluvial, anunciara al pueblo desde el ambón la fecha de la Pascua y de las otras fiestas movibles del año.




Esta costumbre se relaciona con la práctica de los primeros siglos cristianes, cuando desde Alejandría (donde eran especialmente cultivados los estudios astronómicos), se mandaban a todas las iglesias de la cristiandad las llamadas Lettere festali, en las cuales se indicaba la fecha precisa de la Pascua.

Por esa antigua costumbre, el Misal establece como opcional que el día de la Epifanía, tras la proclamación del Evangeliuo, y antes de la homilía, se haga el anuncio solemne de las fiestas movibles del año. Este anuncio se hace con un texto especial que prevé el Misal, y puede ser cantado o leído.

El texto del anuncio es el siguiente:

“Queridísimos hermanos,

con el favor de la misericordia de Dios,

así como nos hemos alegrado

por el Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo,

les anunciamos la alegría de la Resurrección de nuestro Salvador.

El día … de febrero (marzo) será el día de las Cenizas, comienzo del ayuno de la Sagrada Cuaresma.

El día … de marzo (abril) celebraremos con alegría la Santa Pascua de Nuestro Señor Jesucristo.

El día … de mayo (junio), la Ascensión del Señor.

El día … del mismo mes (junio), la fiesta de Pentecostés.

El día … del mismo mes (junio), la fiesta del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo.

El día … de noviembre (diciembre) será el primer Domingo del Adviento de Nuestro Señor Jesucristo, a quien sea el honor y la gloria por los siglos de los siglos.

Amén.”


El texto del anuncio de las fiestas móviles de 2018

"Queridísimos hermanos:

La gloria del Señor se ha manifestado y se continuará manifestando entre nosotros, hasta el día de su retorno glorioso. En la sucesión de las diversas fiestas y solemnidades del tiempo, recordamos y vivimos los misterios de la salvación.

Centro de todo el año litúrgico es el Triduo Pascual del Señor crucificado, sepultado y resucitado, que este año culminará en la Noche Santa de Pascua que, con gozo, celebraremos el día 1 de abril. 

Cada domingo, Pascua semanal, la santa Iglesia hará presente este mismo acontecimiento, en el cual Cristo ha vencido al pecado y la muerte. 

De la Pascua fluyen, como de su manantial, todos los demás días santos: el Miércoles de Ceniza, comienzo de la Cuaresma, que celebraremos el día 14 de febrero;

la Ascensión del Señor, que este año será el 10 (o 13) de mayo;

el Domingo de Pentecostés, que este año coincidirá con el día 20 de mayo (junio);

el primer Domingo de Adviento, que celebraremos el día 2 de diciembre;

también en las fiestas de la Virgen María, Madre de Dios, de los apóstoles, de los santos y en la conmemoración de todos los fieles difuntos, la Iglesia, peregrina en la tierra, proclama la Pascua de su Señor. 

A él, el Cristo glorioso, el que era, el que es y el que viene, al que es Señor del tiempo y de la historia, el honor y la gloria por los siglos de los siglos."



*La fecha que aparece en la Ascención es aquélla en que se celebra conforme al Calendario General, y entre paréntesis, la fecha a la que puede trasladarse por decisión de cada conferencia episcopal. 


Artículo enviado por: Jesús Manuel Cedeira Costales.

Estandarte

  Estandarte Del fr. ant. estandart, y este del franco *stand hard”, mantente firme. Es una confección textil con colores y símbolos que rep...