lunes, 30 de septiembre de 2019

LA DEVOCIÓN DE SAN JUAN PABLO II POR EL REZO DEL SANTO ROSARIO





La plegaria del Rosario es oración del hombre en favor del hombre, que refleja el espíritu y las intenciones de la primera redimida, María.


 ¿Qué dijo San Juan Pablo II sobre el Santo Rosario? 


En este mes de octubre, todos los católicos del mundo nos unimos en especial devoción por el rezo del Santo Rosario, una oración mariana que eleva a Dios nuestras más humildes peticiones a través de nuestra amada María.


Uno de nuestros queridos Papas, San Juan Pablo II, en sus alocuciones, habló mucho sobre el rezo del Santo Rosario y de cómo este podía ayudarnos a estar unidos como un solo Pueblo.


A continuación, una reflexión realizada por el Papa San Juan Pablo II, durante el rezo del Ángelus efectuada el 2 de octubre de 1983:


El Rosario y San Juan Pablo II


Consagrado por tradición al Santo Rosario, quiero dedicar la alocución del Angelus a hablar de esta plegaria tan entrañable al corazón de los católicos, tan amada por mí y tan recomendada por los Papas predecesores míos.


En este Año Santo extraordinario de la Redención, también el Rosario adquiere perspectivas nuevas y se llena de intenciones más fuertes y más amplias que en el pasado.


¿Qué podemos pedir del Rosario?


Hoy no se trata de pedir grandes victorias. como en Lepanto y Viena, sino que, más bien, se trata de pedir a María que nos haga valerosos combatientes contra el espíritu del error y del mal, con las armas del Evangelio, que son la cruz y la Palabra de Dios.


La plegaria del Rosario es oración del hombre en favor del hombre:


El Santo Rosario es la oración de la solidaridad humana, oración colegial de los redimidos, que refleja el espíritu y las intenciones de la primera redimida, María, Madre e imagen de la Iglesia: oración en favor de todos los hombres del mundo y de la historia, vivos o difuntos, llamados a formar con nosotros Cuerpo de Cristo y a ser, con El, coherederos de la gloria del Padre.


Al considerar las orientaciones espirituales que sugiere el Rosario, oración sencilla y evangélica (cf. Marialis cultus, 46), volvemos a encontrar las intenciones que San Cipriano señalaba en el Padre nuestro. Escribía él:


"El Señor, maestro de paz y de unidad, no quiso que orásemos individualmente y solos.

Efectivamente, no decimos: "Padre mío, que estás en los cielos", ni "Dame mi pan de cada día".

Nuestra oración es por todos; de manera que, cuando rezamos, no lo hacemos por uno solo, sino por todo el pueblo, ya que con todo el pueblo somos una sola cosa" (De dominica oratione, 8).


El Santo Rosario se dirige a quien es la expresión más alta de la humanidad en oración, modelo de la Iglesia orante y que suplica, en Cristo, la misericordia del Padre.


La intercesión de María


Lo mismo que Cristo vive siempre para interceder por nosotros, también María continúa en el cielo su misión de Madre y se hace voz de cada hombre y en favor de cada hombre, hasta la consumación perfecta del número de los elegidos (cf. Lumen gentium, 62).


Al rezarle a María le suplicamos que nos asista durante todo el tiempo de nuestra vida presente y, sobre todo, en el momento decisivo para nuestro destino eterno, que será la hora de nuestra muerte.

El Rosario es oración que indica la perspectiva del reino de Dios y orienta a los hombres para recibir los frutos de la redención.


En este mes de octubre dedicado tradicionalmente al Santo Rosario, quiero recordar a todos que ésta es una oración del hombre para el hombre; es la oración de la solidaridad humana que refleja el espíritu de María, madre e imagen de la Iglesia.

El Rosario se dirige a Aquella (María) que es la expresión más alta de la humanidad. San Juan Pablo II, Ángelus del 2 de Octubre de 1983.


Artículo enviado por: Jesús Manuel Cedeira Costales


Fuente: pildorasdefe.net

domingo, 29 de septiembre de 2019

8 DATOS QUE TAL VEZ NO CONOCÍAS DE LOS SANTOS ARCÁNGELES


Cada 29 de septiembre la Iglesia Católica celebra la fiesta de tres Santos Arcángeles: San Miguel, San Gabriel y San Rafael y, por ello, te presentamos ocho datos que quizás no conocías sobre ellos.

1. Son los más cercanos a los humanos
Desde Pseudo-Dionisio Areopagita, Padre de la Iglesia del siglo VI, se suele enumerar tres jerarquías de ángeles. En la primera están los Serafines, Querubines y Tronos. Les siguen las Dominaciones, Virtudes y Potestades. Mientras que en la tercera jerarquía se encuentran los Principados, Arcángeles y Ángeles. Estos últimos son los que están más cercanos a las necesidades de los seres humanos.

2. Los arcángeles son también santos
La palabra “santo” (del griego ‘hagios’) significa “el que es sagrado”. No significa “ser humano santo”, sino que puede aplicarse a los santos que no son humanos.
Los arcángeles eligieron estar del lado de Dios y rechazaron al diablo, por lo tanto, son ángeles santos.

3. Son mensajeros de anuncios importantes
La palabra Arcángel proviene de las palabras griegas “Arc” que significa “principal” y “ángel” que es “mensajero de Dios”. Al respecto, señala San Gregorio Magno:
“Hay que saber que el nombre de ‘ángel’ designa la función, no el ser del que lo lleva. En efecto, aquellos santos espíritus de la patria celestial son siempre espíritus, pero no siempre pueden ser llamados ángeles, ya que solamente lo son cuando ejercen su oficio de mensajeros. Los que transmiten mensajes de menor importancia se llaman ángeles, los que anuncian cosas de gran trascendencia se llaman arcángeles”.

4. Hay 7 Arcángeles según la Biblia
En el libro de Tobías (12,15) San Rafael se presenta como “uno de los siete ángeles que están delante de la gloria del Señor y tienen acceso a su presencia”. Mientras que en el Apocalipsis (8,2) San Juan describe: “vi a los siete Ángeles que estaban delante de Dios, y ellos recibieron siete trompetas”. Por estas dos citas bíblicas se afirma que son 7 Arcángeles.

5. Solo conocemos tres nombres
La Biblia solo da el nombre de tres Arcángeles: Miguel, Rafael y Gabriel. Los otros nombres (Uriel, Barachiel o Baraquiel, Jehudiel, Saeltiel) aparecen en libros apócrifos de Enoc, el cuarto libro de Esdras y en literatura rabínica.
Sin embargo, la Iglesia solamente reconoce los tres nombres que se encuentran en las Sagradas Escrituras. Los demás pueden servir como referencia, pero no son doctrina.

6.  Gabriel significa “fortaleza de Dios”
En el Antiguo Testamento, San Gabriel Arcángel aparece en el libro sagrado de Daniel explicándole al profeta una visión del carnero y el chivo (Dn. 8:16), así como instruyéndolo en las cosas futuras (Dn. 9,21-27).  En los Evangelios, San Lucas (1,11-20) lo menciona anunciando a Zacarías el nacimiento de San Juan Bautista y a María (Lc. 1,26-38) que concebiría y daría a luz a Jesús.
San Gabriel Arcángel es conocido como el “ángel mensajero”, se le representa con una vara de perfumada azucena y es patrono de las comunicaciones y de los comunicadores porque trajo al mundo la más bella noticia con la Anunciación.

7. Rafael en hebreo es “Dios sana”
El único libro sagrado que menciona a San Rafael Arcángel es el de Tobías y figura en varios capítulos. Allí se lee que Dios envía a este arcángel para que acompañe a Tobías en un viaje, en el que se casó con Sara, una mujer cuyos maridos fueron asesinados por el demonio Asmodeo.
De igual manera, San Rafael le indicó a Tobías cómo devolverle la vista a su padre. Por esta razón es invocado para alejar enfermedades y terminar felizmente los viajes.

8. Miguel significa “¿Quién como Dios?”
El nombre del Arcángel Miguel viene del hebreo “Mija-El” que significa “¿Quién como Dios?” y que, según la tradición, fue el grito de guerra en defensa de los derechos de Dios cuando Lucifer se opuso a los planes salvíficos y de amor del Creador.
San Miguel es mencionado por su nombre en tres libros de la Escritura: en el libro de Daniel se le describe como ‘uno de los principales príncipes’ en la jerarquía celestial; en Judas se dice que San Miguel había peleado con el diablo por el cuerpo de Moisés; y en Apocalipsis, San Miguel y sus ángeles son representados luchando contra el diablo y arrojándolos del cielo.
La Iglesia Católica ha tenido siempre una gran devoción al Arcángel San Miguel, especialmente para pedirle que nos libre de los ataques del demonio y de los espíritus infernales. Se le suele representar con el traje de guerrero o soldado centurión poniendo su talón sobre la cabeza del enemigo.


Artículo enviado por: Jesús Manuel Cedeira Costales

Fuente: ACI Prensa

jueves, 26 de septiembre de 2019

¿ALERGIA AL INCIENSO?






Es una nueva enfermedad muy difundida. Un brote que llegó a convertirse en epidemia, una patología que no salió en los medios de comunicación ni en revistas eclesiásticas: el incienso estorbaba en la liturgia y se fue reduciendo su uso hasta hacerlo casi desaparecer en muchas parroquias. No provocaba síntomas cutáneos ni se requerían mascarillas porque dificultara la respiración de los fieles y hubiera falta de ventilación en los templos católicos.

  La sintomatología era otra: molestaba en el alma. Creaba repulsión desde el momento en que se iba secularizando todo y la liturgia también. Generaba irritación a aquellos que concebían la liturgia en términos humanos, muy humanos, de “fiesta”, “comida”, “encuentro de hermanos”, etc., y toda esa cantinela. La sacralidad de la liturgia se la borraba de un plumazo. Y es que un incensario humeante en la iglesia es creador de un clima sagrado, ofreciendo a Dios todo honor y gloria.

  ¿No parece hora ya de superar esa secularización de la liturgia? ¿No es momento, por fin, de recuperar lo que crea devoción y sentido de lo sagrado en aquello que es sagrado por naturaleza, como lo es la liturgia? Pues un paso sencillo es recuperar el incienso.

    El incienso debería ser usado, con normalidad, en las solemnidades del año litúrgico y en las fiestas del titular (de la parroquia o del convento); pero, creo yo, se debería extender su uso a más domingos del año, comenzando por los domingos de la Santa Pascua hasta Pentecostés, en la Misa mayor de la parroquia (con canto y órgano) y/o en la Misa conventual. Se enriquecería sobremanera la vivencia espiritual de la liturgia siendo conscientes de que la liturgia glorifica a Dios y ése es su fin, junto al de la santificación de las almas.

 ¿Qué dice el Misal sobre el incienso?

 IGMR 276. La turificación o incensación expresa reverencia y oración, tal como se indica en la Sagrada Escritura (cfr. Sal 140, 2; Ap 8, 3).

 El incienso puede usarse a voluntad en cualquier forma de Misa:

     a) durante la procesión de entrada;

     b) al inicio de la Misa para incensar la cruz y el altar;

     c) para la procesión y proclamación del Evangelio;

     d) después de ser colocados el pan y el vino sobre el altar, para incensar las ofrendas, la cruz y el altar, así como al sacerdote y al pueblo;

     e) en la elevación de la Hostia y del cáliz después de la consagración.

     Y a continuación, explica cómo incensar, los distintos movimientos del incensario:

 277. El sacerdote, cuando pone incienso en el turíbulo, lo bendice con el signo de cruz sin decir nada.

 Antes y después de la incensación se hace inclinación profunda a la persona o al objeto que se inciensa, exceptuados el altar y las ofrendas para el sacrificio de la Misa.

 Con tres movimientos del turíbulo se inciensan el Santísimo Sacramento, las reliquias de la santa Cruz y las imágenes del Señor expuestas para pública veneración, las ofrendas para el sacrificio de la Misa, la cruz del altar, el Evangeliario, el cirio pascual, el sacerdote y el pueblo.

 Con dos movimientos del turíbulo se inciensan las reliquias y las imágenes de los Santos expuestas para pública veneración, y únicamente al inicio de la celebración, después de la incensación del altar.

 El altar se inciensa con un único movimiento, de esta manera:

     a) Si el altar está separado de la pared, el sacerdote lo inciensa circundándolo.

     b) Pero si el altar no está separado de la pared, el sacerdote, al ir pasando, inciensa primero la parte derecha y luego la parte izquierda.

 La cruz, sí está sobre el altar o cerca de él, se turifica antes de la incensación del altar, de lo contrario cuando el sacerdote pasa ante ella.

 El sacerdote inciensa las ofrendas con tres movimientos del turíbulo, antes de la incensación de la cruz y del altar, o trazando con el incensario el signo de la cruz sobre las ofrendas.





Es una enseñanza clara: ¡lástima que a veces se inciense sin la inclinación previa ni posterior, o se altere el orden de la incensación a la cruz y al altar, o se inciense la imagen que preside en el ofertorio! Hay que releer estas normas y conocerlas bien.

            ¿Hay más entonces? Leamos también lo que prescribe el Caeremoniale episcoporum:

84. El rito de la incesnación expresa reverencia y oración, como se indica en el salmo 140,2 y en el Apocalipsis 8, 3.

85. La materia que se pone en el incensario debe ser solo incienso puro de suave olor y, si se le añade algo, cuídese que la cantidad de incienso sea mucho mayor.

86. En la misa estacional del obispo se utiliza el incienso [y es una referencia para la misa presidida también por un sacerdote, como vimos en la IGMR]:

a)      Durante la procesión de entrada;

b)      Al comienzo de la misa para incensar el altar;

c)      En la procesión y proclamación del Evangelio;

d)     En el ofertorio, para incensar los dones, el altar, la cruz, al obispo, a los concelebrantes y al pueblo [obsérvese que no se inciensa imagen alguna];

e)      En la elevación de la hostia y del cáliz, tras la consagración.

En las demás misas puede utilizarse el incienso, si se considera oportuno.

 ¿Cómo se pone el incienso en el turíbulo o incensario?

90. El obispo se sienta para poner incienso en el incensario cuando está en la cátedra o en otra sede; si no, lo pone estando en pide, de la naveta que el diácono le ofrece, y lo bendice con la señal de la cruz, sin decir nada.

Después el diácono recibe el incensario del acólito y lo entrega al obispo.



Y ahora las normas de la incensación, que debemos conocer y los ministros deben respetar y cumplir.

91. Antes y después de la incensación se hace una reverencia profunda a la persona u objeto que se inciensa, a excepción del altar y de las ofrendas para el sacrificio de la misa.

92. Según la tradición propia de las diócesis de España, se inciensan con tres movimientos dobles de incensario el Santísimo Sacramento, las reliquias de la santa cruz y las imágenes del Señor expuestas solemnemente, las ofrendas, la cruz del altar, el Evangeliario, el cirio pascual, al obispo o al presbítero celebrante, a la autoridad civil que por su oficio asista a la celebración sagrada, al coro, al pueblo y al cuerpo del difunto.

      Con dos movimientos dobles se inciensan las reliquias y las imágenes de los santos expuestas a la pública veneración.

93. El altar se inciensa con movimientos sencillos de incensario, de este modo:

            a) si el altar está separado de la pared, el obispo lo inciensa rodeándolo;

            b) si el altar no está separado de la pared, el obispo, yendo desde un lado hasta el otro, incienso primero la parte derecha del altar y luego la izquierda.

            Si la cruz está situada sobre el altar o junto a él, se inciensa antes que el altar; en caso contrario, el obispo la inciensa cuando pase ante ella.

            Las ofrendas se inciensan antes que el altar y la cruz.

94. El Santísimo Sacramento se inciensa estando el obispo arrodillado [y lógicamente, todos estarán de rodillas, clero y fieles].

95. Las reliquias y las imágenes sagradas expuestas a la pública veneración se inciensan después del altar; en la misa, únicamente al comienzo de la celebración [por tanto, en el ofertorio no se inciensa imagen alguna].

            Repasando todo esto, o divulgándolo en este artículo, ojalá disminuya la alergia al incienso y por el contrario se aumente y se frecuente su uso en la liturgia. Será un signo de sacralidad, una alabanza hecha perfume y homenaje a gloria de Dios. ¿Acaso no es esto la liturgia?


Artículo enviado por: Jesús Manuel Cedeira Costales



Fuente: infocatolica.com

sábado, 14 de septiembre de 2019

¿POR QUÉ SEPTIEMBRE ESTÁ DEDICADO A NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES?






La tradición se remonta al siglo XVII, cuando los servitas establecieron una fiesta especial en septiembre.



A lo largo de los siglos, creció la costumbre de dedicar ciertos meses del año a temas espirituales específicos. Septiembre se hizo conocido como el mes de “Nuestra Señora de los Dolores”.



Inicialmente, esto puede parecer una designación extraña, ya que Nuestra Señora de los Dolores generalmente está relacionada con la crucifixión de Jesús, que en el año litúrgico de la Iglesia se celebra en marzo o abril.



Sin embargo, desde el principio se desarrolló una fiesta el 14 de septiembre llamada “La exaltación de la Santa Cruz”. El misal diario de San Andrés explica:

“Originalmente, esta fiesta celebró el hallazgo de la Santa Cruz por santa Elena y la consagración, el 14 de septiembre del 335, de las basílicas construidas por Constantino en los sitios del Santo Sepulcro y el Calvario en Jerusalén”.



Esto trajo a septiembre una meditación particular sobre la cruz de Jesucristo, y para el siglo XVII se desarrolló una fiesta mariana complementaria el 15 de septiembre.



En el siglo XVII, los servitas celebraron la fiesta solemne de los Siete Dolores de Nuestra Señora, que en 1817 fue extendida a toda la Iglesia por Pío VII como un memorial de sus sufrimientos en el exilio y el cautiverio y de su liberación a través de la intercesión de la Virgen.



 Además, en 1912 el papa san Pío X transfirió esta fiesta del tercer domingo de septiembre al octavo día de la Natividad de Nuestra Señora (8 de septiembre).    



Originalmente, esta fiesta estaba más centrada en los sufrimientos de María a lo largo de su vida temprana, excluyendo la Pasión de Jesús, su Hijo, pero con el tiempo ha llegado a representar todo el sufrimiento de María.



A causa de estas dos fiestas centrales, septiembre se ha convertido en un mes dedicado a Nuestra Señora de los Dolores.



Artículo enviado por: Jesús Manuel Cedeira Costales



Fuente: aleteia.org

miércoles, 11 de septiembre de 2019

FIESTA DEL DULCE NOMBRE DE MARÍA. 12 DE SEPTIEMBRE.


En el día de hoy la Iglesia, que desde hace siglos ha querido honrar el nombre de la Santísima Virgen, celebra la festividad del Dulce nombre de María.

Ella fue elegida, desde antes de nacer, por el Padre para traer a su Hijo al mundo.

Dios la eligió y quiso que la primera portadora de Cristo fuera concebida sin pecado original, la única criatura pura y limpia y que tuviera el más dulce de los nombres.

El nombre de María, tiene tres significados: Señora, Princesa y Doncella. 





La que había de ser Madre del Señor los reúne todos. Ella es Señora nuestra y del Universo por gracia y obra Espíritu Santo y es coronada Reina por la Santísima Trinidad.

Ella es también Princesa por ser descendiente del Rey David, según S. Juan Damasceno, Padre de la Iglesia, por lo que ostenta y merece éste y muchos Títulos más.




María es doncella porque así permaneció tras concebir al Hijo de Dios.

María es sin duda el más dulce de todos los nombres, y en este único nombre están incluidas todas las advocaciones.

Muchos nombres distintos para una misma Madre.



La dulzura de su nombre, es la que hace que se despierte en nosotros este amor filial al invocar a la Hija Predilecta de Dios y Madre de toda la humanidad. 

Bajo su protección y su ayuda nos acercamos al Señor y a la Salvación. 



Es Ella quien como Madre se enternece por sus hijos e intercede por nosotros ante Dios. Ella es la Causa de nuestra alegría y el Consuelo de nuestras almas.

BENDITO SEA EL NOMBRE DE MARÍA, VIRGEN Y MADRE.


Artículo enviado por: Jesús Manuel Cedeira Costales

viernes, 6 de septiembre de 2019

NATIVIDAD DE LA VIRGEN




El Nacimiento de la Virgen o Natividad de María es una de las trece fiestas marianas del calendario romano general de la Iglesia católica. Se celebra el 8 de septiembre, nueve meses después de la dedicada a la Inmaculada Concepción que se celebra el 8 de diciembre. Esta fiesta se conoce en México con el nombre de Divina Infantita o Nuestra Señora de la Natividad. 




Relato en los Evangelios apócrifos

El nacimiento de María, obra de Giotto para la capilla de los Scrovegni, h. 1305. en el fresco destacan la presencia de los padres de María, santa Ana y san Joaquín, cuya fiesta es el 26 de Julio

El Nuevo Testamento no dice nada del lugar ni de la fecha del nacimiento de la Virgen María. Tampoco de quienes eran sus padres, ni de las circunstancias de su nacimiento. Las referencias más antiguas se encuentran en los evangelios apócrifos. 



En el Protoevangelio de Santiago, escrito en el siglo II, los padres de María se llaman Joaquín y Ana. Ana era estéril. Joaquín afligido por el rechazo social al no tener descendencia, se retira a desierto donde ayuna 40 días. Ana reza a Dios lamentándose de su infertilidad. Un ángel se presenta ante ella y le dice que concebirá y dará a luz. Enseguida el ángel le comunica la noticia a Joaquín. Así el nacimiento de María se presenta como milagroso. Relatos análogos se encuentran en el Evangelio de la Natividad de María, en el pseudo-Mateo, y en el Evangelio armenio de la infancia.



Origen e historia de la festividad

Esta fiesta, como la de la Asunción, tiene su origen en Jerusalén. Comenzó en el siglo V como la fiesta de la basílica «Sanctae Mariae ubi nata est», emplazada en el supuesto lugar donde nació María, actualmente la basílica de Santa Ana. La iglesia original se construyó sobre un lugar al lado de la piscina probática donde una tradición bizantina afirmaba estaba la casa donde nació la Virgen. La fiesta de la consagración de esta iglesia fue el 8 de septiembre. En el siglo VII, la fiesta se celebraba por los bizantinos y en Roma como la fiesta del nacimiento de la Bienaventurada Virgen María y celebrada desde el papado de Sergio I. 


En el 722 el papa Gregorio II instituyó la vigilia de la Natividad de nuestra Señora. En 1243 Inocencio IV instituyó la octava.4​ La fiesta también se celebra por los cristianos sirios el 8 de septiembre y por la mayoría de las comunidades anglicanas. Los cristianos coptos la celebran el 1 Bashans (esto es, el 9 de mayo).

La Iglesia católica tan solo acepta la celebración del nacimiento de Cristo (25 de diciembre), el Bautista (24 de junio) y la Virgen María. 




Otros lugares posibles de la Natividad

Iglesia de Santa Ana, Jerusalén

Otras tradiciones localizan el nacimiento de María en Nazaret, Belén y Séforis.6​ El apócrifo del siglo IX Libro sobre la Natividad de María, atribuido falsamente a San Jerónimo afirma que María nació en Nazaret. Tesis también defendida por Epifanio el Monje.

San Juan Crisóstomo y San Cirilo de Alejandría afirmaban que tanto la Virgen María como San José habían nacido en Belén.

Otra teoría afirma que nació en Séforis pues el emperador Constantino construyó una iglesia allí por ser el lugar donde vivían los padres de la Virgen.



Advocaciones Marianas Locales relacionadas

Existen numerosas advocaciones marianas locales que se celebran en esta festividad, entre las que destacan:

En Utrera (Sevilla): Virgen de Consolación (Ntra. Sra. de la Consolación) (Ntra. Sra. del Consuelo) (Advocación Consuelo de los afligidos). Marca la fecha de la Feria y Fiestas de la localidad.

En Recas Toledo se celebre el día de la patrona Ntra. Sra. de la Oliva.

Virgen de la Peña de Francia en el Santuario de Nuestra Señora de la Peña de Francia de El Cabaco (Salamanca). Patrona de Ciudad Rodrigo y de la comunidad autónoma de Castilla y León.

Virgen de Covadonga, festividad principal de la comunidad autónoma del Principado de Asturias.

Virgen de Guadalupe, festividad principal de la comunidad autónoma de Extremadura y de la Hispanidad.

Ntra. Sra. del Socorro, Patrona de Rociana del Condado (Huelva).

Virgen de la Encina en Ponferrada. Patrona de Ponferrada y de la Comarca de El Bierzo.

Virgen de la Concha en Zamora. Patrona Coronada de la Ciudad.

Virgen de Árboles. Patrona de Carbajales de Alba y Tierra de Alba (Zamora)

Virgen de la Victoria en Málaga.

Virgen de la Cinta en Huelva.

Virgen de los Remedios, en Chiclana de la Frontera y en San Vicente de la Sonsierra

Virgen de la Granada en Guillena, Sevilla.

Virgen de Regla en Chipiona.

Virgen del Pino en Gran Canaria. Patrona de la isla y de la Diócesis de Canarias.

Virgen de San Lorenzo en Valladolid, patrona de la Ciudad.

Virgen de la Vega en Salamanca, patrona de la Ciudad.

Virgen del Mar en La Rábita, Granada, patrona del pueblo.

Virgen de Los Llanos en Albacete, patrona de la ciudad.

Virgen de Cortes en Alcaraz (Albacete), patrona del municipio.

Nuestra Señora de los Zacatecas, Zacatecas, México, patrona principal de la ciudad.

Nuestra Señora de los Remedios, patrona de la ciudad de San Cristóbal de La Laguna, de Tenerife y de la Diócesis de Tenerife.

Virgen de la Caridad del Cobre en Cuba, patrona principal del país.

Virgen del Valle en la isla de Margarita, Venezuela

Virgen de la Piedad en Villademor de la Vega.

Virgen de la Peana en Ateca.

Nuestra Señora de la Aurora se venera en la capilla de Nuestra Señora de la Aurora en la Colonia Morelos de Guadalajara Jalisco.

Nuestra Señora del Castañar, (Virgen del Castañar). Se venera en el Santuario de la Virgen del Castañar de Béjar, provincia de Salamanca, Patrona Coronada de Béjar y comarca.

La Virgen del Canto. En Toro Zamora, patrona de Toro y de los numerosos pueblos que forman su Alfoz. Se venera en la ermita del mismo nombre y su acto principal es la tradicional Ofrenda floral a la Virgen y posterior eucaristía.

Nuestra Señora del Prado, (Virgen del Prado). Se venera en la Basílica de Nuestra Señora del Prado de Talavera de la Reina.

Otras muchas localidades celebran la natividad de María al final del verano, fiestas asociadas como las de Moros y Cristianos en Caudete; las "ferias" de Valladolid; o las de la patrona y alcaldesa honoraria de Cala en Huelva.



Artículo enviado por: Jesús Manuel Cedeira Costale



Fuente: wikipedia.org

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