14 de abril de 2020
Estimado hermano:
¡Hacer lo contrario, por amor!
"Hemos atravesado el desierto de la Cuaresma y los días dolorosos de la pasión. Hoy abrimos las puertas al grito de victoria: ¡Ha resucitado! ¡Ha resucitado verdaderamente!".
Cristo ha vencido a la muerte. Su victoria lo hace todo nuevo. ¿Qué significa que Jesús ha resucitado? Significa que estaba verdaderamente muerto y que ahora vuelve a vivir, con su cuerpo y su alma, pero totalmente transfigurado: su cuerpo ha sido glorificado. Jesús resucitado nos quiere comunicar su nueva vida. Durante la Pascua caminamos hacia el encuentro con Cristo resucitado, que quiere transformar nuestra vida con su amor.
Los primeros a los que se manifestó el Señor fueron los que le estaban más unidos por el afecto. Uno piensa en María Magdalena, en Pedro y en Juan, y no puede imaginarlos sino profundamente enamorados de Cristo. El papa Francisco se fija en ese punto hablando de Pedro, que no creyó el testimonio de las mujeres y, sin embargo, se levantó para ver qué sucedía: “Sin ceder a la tristeza o a la oscuridad, se abrió a la voz de la esperanza: dejó que la luz de Dios entrara en su corazón sin apagarla”.
Aquí aprendemos algo. Muchas veces quedamos desconcertados por acontecimientos desgraciados. En los últimos días lo estamos experimentando a nuestro alrededor de una forma muy especial. Todo se oscurece, nos resulta incomprensible lo que nos sucede… pero Jesús verdaderamente ha resucitado. Hoy se nos invita a traspasar los umbrales de la muerte y visitar el sepulcro para descubrir que la tumba está vacía. No se trata de que nos quedemos allí, sino de que comprendamos que no podemos buscar entre los muertos, que hay que salir a ese valle de sombras porque más allá de todo dolor y sufrimiento está la victoria de Cristo. Con él, la muerte no puede retenernos para siempre.
¡Cuál sería la emoción de Pedro al narrar la historia de Jesús comenzando por Galilea! Allí lo conoció. Ahora veía toda su relación con Él desde la luz de la resurrección. También nosotros debemos recordar nuestra historia junto al Señor desde nuestro bautismo. Igual que Pedro y los demás no hablaban de un hecho extraño a ellos y conocido solo de oídas, nosotros también podemos decir: “Yo lo conozco; eso me ha pasado a mí”. Tenemos la experiencia de ese amor que vence a la muerte. Cristo está con nosotros, nos ha salvado del pecado y podemos vivir de una manera nueva sin ningún temor. Porque Jesús, nuestro Señor, ha resucitado.
Enviado por:
Jesús Manuel Cedeira Costales.
Jesús Manuel Cedeira Costales.
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