28 de mayo de 2020
Hermano:
¡El Padre ama y protege a su hijo como a la pupila de sus ojos!
Por eso, aunque pasamos por muchas dificultades, no nos desanimamos.
Tenemos preocupaciones, pero no perdemos la calma.
La gente y los problemas nos persiguen, pero Dios no nos abandona.
Las contrariedades nos hacen caer, pero no nos destruyen.
En presencia de sufrimientos y lutos, la verdadera sabiduría es dejarse interpelar por la precariedad de la existencia y leer la historia humana con los ojos de Dios, el cual, queriendo solamente el bien de sus hijos, por un designio inescrutable de su amor, a veces permite que se vean probados por el dolor para llevarles a un bien más grande.
Enviado por:
Jesús Manuel Cedeira Costales
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