Si hubiera menos beatería y más cristianismo, se arreglarían muchos problemas» Bernadette Devlin.
Tal vez, a ciertas personas les suene a despropósito de enfant terrible esta frase; sin embargo, su sinceridad no tiene nada de reprochable, ya que la beatería no es auténtica religiosidad, sino sólo una caricatura de lo que debe ser el culto debido a Dios.
Beatería es confundir la devoción, que significa dedicación, entrega, con una serie de pequeñas devociones sin compromiso alguno para quienes las practican. Y cristianismo significa donación generosa a los intereses de Dios por encima de nuestros gustos, incluso piadosos.
Beatería es camuflar la verdadera religión, que significa atadura, ligazón, tras la cortina de humo de ciertas prácticas devotas, compatibles con la libertad del propio egoísmo. Y cristianismo quiere decir ligadura a los problemas del hombre vivo en quien palpita Dios.
Beatería es olvidar que piedad significa misericordia, que es actitud cordial ante la miseria, huyendo de las miserias del mundo en la presencia de Dios. Y cristianismo es acordarse de que Dios se encarnó para compartir misericordiosamente la miseria material y moral del hombre.
Por eso, Señor, también yo creo que «si hubiera menos beatería y más cristianismo, se arreglarían muchos problemas».
REFLEXION
¿Cultivas tu devoción a la Madre con la ingenua espontaneidad de un menor de edad?
El amor a las madres está tejido de pequeñas e inocentes sorpresas filiales, hecho de besos espontáneos, de confidencias gozosas y tristes, de inofensivas bromas.
¿Vives tu devoción a la Virgen en clima de hogar?
No olvides que un hijo, a pesar de los años y de la representación social es, siempre, un niño de pantalón corto para su madre.
Y María es tu Madre. En San Juan todos quedamos comprometidos a cuidar de Ella.
¿Cómo cumples tu compromiso filial?
MEDITACION
TIEMPO DE DESPERTAR
Mirad al suelo, corred la voz
de que en los hombres está el Señor.
No hagáis castillos para soñar,
pues cada día tiene su afán.
Cristianos que habitáis el siglo veinte;
dejad ya de esconderos entre rezos,
hablad menos de Dios, mostradlo en obras:
son las obras medida de lo cierto.
Dejad en vuestras casas las palabras
y hablad con el lenguaje de los hechos;
hoy los golpes de pecho no convencen,
hoy no se puede estar mirando al cielo.
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Artículo enviado por:Jesús Manuel Cedeira Costales
Fuente: www.mercaba.org
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