Ante la difícil situación que pasan muchos fieles e iglesias en el mundo debido a la pandemia de COVID-19, el Vaticano por medio de un decreto ha informado este viernes 20 de marzo de 2020 sobre medidas específicas en la celebración “litúrgica” validas para la celebración de la Pascua en las diócesis.
La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos emitió un decreto en el que considera el impedimento en la celebración de misas comunitarias en los templos debido a la actual crisis de posibles contagios de fieles por pandemia de coronavirus.
Además de cara a las próximas festividades pascuales, determinó algunas “sugerencias para los Obispos”, es decir, para las iglesias locales.
En primer lugar, asegura la nota vaticana, que la fecha de la Pascua no puede ser cambiada. El decreto explica que el Triduo, serie de tres días que va desde la tarde del Jueves Santo hasta el Domingo de Resurrección, es el “corazón del año litúrgico” por ende, la fecha de la celebración no puede variar.
Segundo, la Misa crismal, si puede ser pospuesta, según lo indique cada obispo a los fieles y a la propia comunidad.
Tercero, cuando no sea posible que hayan fieles en las celebraciones debido a las restricciones sanitarios del gobierno, los obispos y los párrocos pueden celebrar las misas a puestas cerradas en catedrales e iglesias parroquiales. Los fieles desde sus casas pueden unirse a distancia a la celebración de los “misterios del Triduo Pascual” vía streaming live o por tv o radio.
“La Conferencia Episcopal y las diócesis no deben faltar a ofrecer subsidios para ayudar en la oración familiar y personal”.
Jueves Santo, los sacerdotes de las parroquias pueden “concelebrar la Misa en la Cena del Señor; se concede excepcionalmente a todos los sacerdotes la facultad de celebrar en este día, en un lugar adapto, la Misa sin el pueblo”. El Lavatorio de los pies, ya facultativo, queda omitido. “Al final de la misa de la Cena del Señor se omiten las procesiones y el Santísimo Sacramento se debe custodiar en el tabernáculo”. “Los sacerdotes que no tienen la posibilidad de celebrar la Misa rezarán en cambio las Vísperas”.
Viernes Santo, en las iglesias catedrales y parroquiales, en medida de las reales posibilidades de quien es responsable, el obispo/el párroco, celebrará la Pasión del Señor. En la oración universal el Obispo diocesano tendrá cuidado de establecer una especial intensión para los enfermos, los muertos, quien se encuentra en situación de sufrimiento.
Domingo de Pascua. Vigilia Pascual, se celebrará solo en las Iglesias catedrales y parroquiales, en medida de las reales posibilidades establecidas de quien corresponda. Para el inicio de la Vigilia o lucernario”, se omite encender el fuego, se prende el cirio y omitida la procesión, se sigue el anuncio pascual. Sigue, la Liturgia de la Palabra. Para la Liturgia bautismal, solamente se renuevan, las promesas bautismales. Por tanto, la liturgia eucarística.
A aquellos de no puedan unirse a la Vigilia Pascual celebrada en la iglesia, rezarán el Oficio de las Lecturas indicadas para el Domingo de Pascual.
Para los monasterios, los seminarios, las comunidades religiosas, decide el Obispo de la Diócesis.
Las expresiones de piedad popular y las procesiones que enriquecen los días de la Semana Santa y del Triduo Pascual, a juicio del Obispo diocesano, podrán ser transferidas a otros días convenientes, por ejemplo, el 14 y 15 de septiembre.
El decreto ha sido firmado el 19 de marzo, solemnidad de san José, patrón de la Iglesia Universal. El documento oficial del Vaticano ha sido firmado por cardenal Robert Sarah, prefecto del dicaserio y el secretario arzobispo Arthur Roche.
Artículo enviado por:
Jesús Manuel Cedeira Costales.
Fuente:
aleteia.org
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