Quien más pesada, quien más ligera, todos tenemos una cruz personal que llevar, pero no hay una común a todos; es la cruz predicha por Jesús cuando subió al monte de las bienaventuranzas y pronunció las palabras que fueron una verdadera revelación para sus discípulos: Dichosos vosotros cuando os ultrajen, os persigan y mintiendo, digan de vosotros cosas malas, falsas, etc., por mi causa. Ser perseguidos por amor a Jesús es una bienaventuranza.
Alegraos porque será grande vuestra recompensa en los cielos.
Artículo enviado por: Jesús Manuel Cedeira Costales
Fuente: webcatolicodejavier.org
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